El pasado 14 de diciembre de 2017 participé en las X Jornadas Profesionales de la Red de Bibliotecas del Instituto Cervantes, “Diez años de propuestas y tendencias en información y documentación”. El objetivo era celebrar el 10º aniversario de la celebración de las mismas, y para ello se seleccionaron a 8 ponentes para que participaran en conversaciones de los temas que se habían tratado en las anteriores jornadas, concretamente: Julio Alonso Arévalo, Natalia Arroyo, Gema Bueno, José Luis Bueren, Montserrat-García Alsina, Belén Llera, Alicia Sellés y yo misma.
Estas conversaciones estaban dirigidas por dos entrevistadoras (Felicidad Campal y Elisa García-Morales) e iban alrededor de temas tan diversos como el papel social de las bibliotecas, la lectura digital y el aprendizaje, la investigación y el big data,…
La conversación en la que yo participé fue alrededor de las colecciones y los profesionales de la información. Mi compañero de diálogo fue José Luis Bueren, director técnico de la Biblioteca Nacional, que aportó sobre todo su experiencia en el ámbito de las colecciones, mientras que yo representaba la visión de los profesionales.
Lo que en principio parecía que eran dos temas difíciles de ligar, acabó siendo un debate muy interesante sobre si los retos a los que como profesionales de la información nos enfrentábamos hace unos años siguen vigentes hoy en día.
Si en estos momentos te estás preguntando qué es un profesional de la información, es necesario aclarar que nos estamos refiriendo al profesional que gestiona información y que habitualmente identificamos con las personas que tienen estudios relacionados con la Biblioteconomía y la Documentación, o la Información y la Documentación y que suelen agrupar perfiles profesionales más concretos como bibliotecario, documentalista, archivero,… y de manera más reciente otros nuevos perfiles como gestores documentales, gestores de contenidos, etc.
A continuación puedes ver el vídeo de la conversación en la que participé, y más adelante, un pequeño resumen de las ideas principales:
La primera pregunta que Elisa García-Morales nos hizo tenía que ver con la digitalización de las colecciones en las bibliotecas y la aportación que los nuevos perfiles profesionales hacen o podrían hacer en este campo. Por mi parte, comenté algunas iniciativas de digitalización que me parecen interesantes por haber conseguido implicar a la ciudadanía, convirtiéndola en co-creadora de la colección, como “Memoria de Madrid” o “Fem memòria”. También comenté las posibilidades de difusión de la colección digitalizada a través de medios sociales y la oportunidad que nos ofrece la curación de contenidos para reutilizar estos contenidos junto a otros disponibles en Internet.
Otro de los temas que surgieron fue alrededor de los profesionales de la información y el emprendimiento. Puesto que hace un año que decidí trabajar por mi cuenta y tener mi propio negocio, este es un tema que me interesa mucho, y a pesar de mi corta trayectoria, traté de dar mi visión sobre este tema. Hablamos del emprendedor oculto en las organizaciones, un concepto que introdujo Roser Lozano en su ponencia del año 2009 en estas mismas jornadas. Ese emprendedor que no puede dar salida a su talento dentro de la organización por encontrarse inmerso en un sistema cerrado y fuertemente jerárquico, en el que no se escucha ni considera a los profesionales. En consecuencia, lo que hace es emprender sus propios proyectos fuera de la organización de manera que al final, la organización es la que pierde, porque no utiliza ese talento en su propio beneficio. Se hablaba de que la organización debería hacer una “revolución del talento” y aflorar el talento para ponerlo al servicio de la organización. Yo hablé de mi experiencia porque me siento muy identificada con estas circunstancias, que se han dado en parte de las organizaciones en las que he trabajado por cuenta ajena, y he emprendido varios proyectos fuera de la organización (como SocialBiblio).
Otro tema que surgió, a raíz de una pregunta que nos envió Carlos Tejada en vídeo, es el de las competencias de los profesionales, ¿siguen vigentes las que se señalaban ya en el año 2009 tras el informe INCITE? Tanto José Luis como yo coincidíamos en que lo estaban y que cada vez se añadían más. Yo hablé de la importancia de adquirir competencias digitales, fundamentales para muchos de los nuevos perfiles que van surgiendo, y de la importancia de la aptitud, algo cada vez más valorado en el mundo laboral. Estos temas suscitaron un gran debate entre los asistentes, puesto que nos llevó a hablar de temas como las salidas profesionales, la formación, las titulaciones regladas… Temas que especialmente inquietan a aquellos recién titulados que aún no han podido estabilizarse en el mercado laboral o que no han tenido la oportunidad de tener su primera experiencia laboral: ¿dónde se formarán los bibliotecarios si desaparecen las titulaciones?, ¿qué haremos nosotros si otros profesionales ocupan nuestros puestos de trabajo? ¿porqué las empresas no nos identifican como profesionales?
En mi opinión, cada vez son menos importantes los curriculums y los nombres de las titulaciones (en mi experiencia, cada vez observo que me preguntan menos sobre lo que he estudiado porque probablemente, es totalmente indiferente). Lo importante es qué podemos hacer o qué somos capaces de aprender y si podemos dar respuesta a las necesidades que hay en el mercado (y saber vendernos para que otros nos identifiquen como esas personas que pueden solucionar sus problemas). Para ello, hay que estar atentos para poder detectar qué podemos aportar. Obviamente hay que mantener una actitud abierta y proactiva, porque quizá aquellas oportunidades que surgen no se corresponden a las que imaginábamos hace años. Es normal, porque hace unos años no existían ni las mismas necesidades, ni las mismas oportunidades, y había profesiones que hay ahora que ni imaginábamos (surgió en el debate por ejemplo la figura del document controller, muy demandada en el ámbito industrial).
Con mi mensaje quise lanzar un mensaje de esperanza, no para caer en un falso optimismo, sino porque es algo en lo que realmente creo: que como profesionales de la información tenemos mucho que ofrecer y tenemos competencias que se ajustan a las demandas actuales del mercado laboral.
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